martes, 24 de mayo de 2011

"El público" bien hecho del otro día

de Jesús Tíscar. 24 de mayo de 2011
 
Un criado hembra nos llevó a casa de Tere y Ángel una tarde de toros chicos, de reflexiones con copa, el sábado pasado, y allí le dijeron "que pase" y nos sentaron en dos sofás enfrentados para enseñarnos "El público", esa cosa inexplicable de Federico cuando éste era más García que Lorca y los dedos se le volvían huéspedes y los versos, pollas. Disfruté, disfrutamos. Es la primera vez que veo un montaje teatral del que no me entero de ná y que, sin embargo, me mantiene atentísimo y regustoso. Eso lo consiguen los actores. Dirán los directores y los escenógrafos que "gracias, majete", pero yo a lo mío: allí no había espacio más que para dos actrices y un actor que con su trabajo lograron hacerme olvidar que "El público" es un pestiño, las cosas como son. Virginia Carrascosa, Amada Santos y Óscar Cabrera. Vale, los tres son amigos (igual que el co director, Augusto Sánchez; a Dora no tengo el gusto) y compañeros teatrálidos, pero ellos saben muy bien que mi sinceridad raya la mala hostia y si algo no me gusta, lo digo, sea quien sea. Y me gustó. ¡Joder que si me gustó! Es lo que tiene lo bien hecho: que gusta, no se puede remediar. La cosa era un experimento conjunto con Granada e internet que no me interesa lo más mínimo; lo grande fue el espectáculo físico y psicológico que los cómicos armaron en su ir y venir por aquel salón doméstico y blanco, carreras y silletazos, nudos lascivos de cuerpos, iteraciones verbales obsesivas, federiquismos de caballos desbocados, de mocitas con pito..., y esa Virginia haciendo de cipota con una bolsa en la cabeza y una ristra de hilarantes diminutivos en la boca. Y así tres funciones se comieron en un día. Enhorabuena a todos los responsables. Y a los actores: nenas, nene, ya estábais crecidos y seguís creciendo, qué queréis que os diga, yo no digo ná.

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